jueves, 2 de febrero de 2012

En blanco

Me encuentro en blanco,
estoy tan llena de emociones que me han dejado en blanco, unas de pesar y otras de inmenso júbilo que realmente son las que me impiden plasmar tanta emoción.
Ahora si creo que lo tengo todo, he recuperado mi joya aparentemente perdida, que no lo estaba porque se dejaba ver en los momentos más cruciales.
Me da miedo gritarlo por si se esconde, quiero cogerla, apretarla, abrazarla de tal forma que esté en todos mis momentos, porque no concivo una vida sin mi joya más reciada.
No me importan los malos momentos que me hayan hecho pasar, se me olvidan todos con su presencia.
Me intensifica mi vida en todos los aspectos.
No concivo una vida sin mi más preciada joya.

3 comentarios:

  1. Esa tan preciada joya ha de ser cuidada, pero no olvides que, cada uno de nosotros, somos , en nuestras vidas, la joya más preciada. Bueno, eso sin contar a los hijos, desde mi punto de vista.
    Me gusta verte feliz, querida amiga.

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  2. Entonces guárdala bien, más que bien.
    En ti, no hay mejor sitio. Pegada a tu carne.

    Un beso.

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  3. Ilmice, Cristina, así procuraré guardarla.
    Hasta la joya más preciada necesita de otra que sea de igual magnitud para brillar con máximo explendor.
    Mi querida Cristina, los hijos son algo tan especial que calificarlos de joyas me parecería empeñecerlos ... bueno, quizá, como un diamante en bruto que con sumo cuidado debes ir tallándolo y puliéndolo, pero ¡cuidado! sin anular su pureza y belleza propia, que es lo que los hace únicos a cada uno de ellos.
    Un fuerte abrazo a las dos

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