lunes, 7 de noviembre de 2011

Y de lo que yo quiero que

Inexplicablemente, hay momentos que te dejas llevar cual cáscara de nuez a merced de las olas del mar, complaciendo al que tienes a tu lado, acabando por decir tan solo lo que el otro quiere oir sin pensar en ti mismo, sin ser cierto lo que te están diciendo o acusando y menos tu respuesta.
Se en mis fueros internos que esto no es bueno, da la sensación externa de ser "la mujer perfecta" que a todos quiere complacer y por tanto algo esconde, aunque esto tampoco es así.
Esto sucede cuando durante tiempo luchas contra las adversidades y te cuesta demostrar siempre todo, sin obtener aparente resutado de tus esfuerzo, llegando un momento que te cansas de luchar porque siempre ...

Te encuentras al que te dice, todo seguro de si mismo, lo que estás pensando en ese preciso momento y realmente lo que estás pensando es "¿me estás escuchando?", "no te enteras de nada! escucha y luego habla!".
Si no a alguno, que entrelee tus palabras escritas o te oye hablar (digo entrelee y no lee, digo oye y no escucha) e interpreta tus palabras según su propia imaginación, sin pararse a pensar que si le suena extraño lo que entrelee u oye, tan solo tiene que escuchar, leer con atención y si sigue igual preguntar: "¿que me quieres decir? yo te he entendido ....". A este tan solo le interesa que lo escuches, le importa poco lo que pienses o sientas.
Otros, hacen algo o te hacen ir algún sitio sin preguntarte si te apetece realmente, o peor aún después de preguntar y decirles que no te hacen ir y luego te dicen "si lo he hecho por ti, que me dices"
Otros sin embargo te dicen lo que te conviene o no, lo que debes o no debes hacer.
A otros les estás diciendo lo que querías decir y que no te están entendiendo y continuan de igual forma.
Alguno piensa que siempre debes de ser igual, y en fachada no te permiten cambiar o no perciben ni admiten que la gente evoluciona y pule su forma de pensar, no la cambia si no la pule y se le aprecia más aunque no lo vean.
Si no, te encuentras al chistoso que te dice que lo que quieres es ser el centro de atención si por algo respondes.

Llega un momento que en tu interior te sientes marioneta dirigida por todos y por todo. Te sientes abatida sin saber hacia donde tirar. Te sientes como el acusado de esa película en la que los del cucus clan interrogan a una mujer hasta que al final ella prefiere definirse como bruja antes que aguantar más tanta tortura, siendo la muerte en la hoguera más placentera que la propia vida.

Ante todo esto, inevitablemente, también llega el momento que reaccionas y dices:

BASTA YA!
Y LO QUE YO QUIERO QUE...!

Es entonces cuando les rompes esquemas y el mundo se siente ofendido, porque puedes un corderillo un cierto tiempo pero no para siempre.
En ese preciso momento buscas las mil formas para salir de ese bucle y empezar de nuevo mirando al frente con paso firme y temoroso a la vez, con desconfianza general por temor a que te quieran dominar.
Lo malo de esta explosión es que las cosas que normalmente harías de forma suave pareces un torbellino sin serlo, hasta que consigues volver todo a su cauce.