viernes, 16 de noviembre de 2012

A mi nieta de su padre



En respuesta a la entrada "Prisionera" de Juan Carlos Ticacala Vargas , mi querido seguidor y amigo internauta Lázaro, me hizo un nuevo regalo, el primero me lo dejó en su blog, más precioso pensaba que no podía ser, que merecedora de tan gran detalle no lo era, pero me vuelve a sorprender con otro poema en un comentario respuesta a la entrada.
Pensaba que pasaba inadvertida, que nadie notaba mi presencia en la red, era una anónima que no podía suscitar ninguna emoción enletrada (por supuesto).
Nuevamente, no me gustaría que pasase desapercibido por lo que me emocionó y me hizo sentir.
Lázaro me pidió que le pusiese título, nombre al poema como reto, lo tuve nada más leerlo entre lágrimas, le respondí que cuando encontrase una imágen digna de tan bello poema lo plasmaría, no la encuentro, no encontraba imagen que expresase tanto y tan concentrado ... pero creo que la he encontrado, espero que te guste y esté a la altura.
Con todo mi cariño aquí os lo dejo para que lo disfrutéis también. 

AFRICA

De entre todos los nombres,
eligió el de la tierra caliente,
el de la tierra gigante;
el de esa tierra,
en la que el tamaño de su belleza,
solo es igualado
por el tamaño de su hambre.
La tierra en la que surgió la vida
del liquido origen arqueozoico.
La tierra donde los dioses
se olvidaron de sus devotos.
La tierra más violenta,
donde la muerte esta al día,
donde sangran los diamantes
y se secan las encías.
La tierra mas indómita,
donde los reyes tienen garras,
donde la piel se torna negra
y vale menos oro que agua.
De entre todos los nombres,
eligió el de la tierra salvaje,
el de la tierra olvidada;
el de esa tierra,
en la que el brillo del sol,
solo es igualado
por el de su propia mirada.

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El porque de estos títulos,
porque al leerlo pensé en mi yaya y en mi padre, unas de las personas más maravillosas y cariñosas en la faz de la tierra, eran mis mejores amigos, que tendían a explicarme todo, a darme respuestas a los mil porques que les planteaba y como podían me respondían (y no eran fáciles, os lo reconozco, me cuestionaba y cuestiono todo). Y mi nombre es una de las preguntas que siempre les hacía tanto a ella como a mi padre y ambos coincidían en una respuesta única y era tan sencilla como según me contaban mi padre oyó el nombre y se enamoró de él cuando era estudiante, sabido por todas las personas más cercanas a su circulo.
Finalmente, el día que naci yo y dicen que mi padre dijo al verme "solo puede llamarse Africa, un nombre con carácter propio".
Después de 18 y 19 años sin ellos me sigo emocionando y MI QUERIDO LÁZARO has ido a darme con un dardo en el centro de mi corazón.
Gracias, gracias y mil veces gracias